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domingo, 20 de abril de 2014

En defensa de Gabo



Había escrito una columna inicialmente para el diario que colaboro, la misma tarde del 17 de Abril, en medio del mar de noticias anunciando la muerte de Gabo, con el corazón en la mano y un profundo sentimiento de consternación, que consistía, más que en un homenaje al más grande de las letras colombianas, en un reconocimiento de la obra de Gabo en mi formación, entre otras cosas porque una de las más grandes dificultades cuando empecé a leerlo fue toparme con una palabra desconocida cada dos renglones, lo que me exasperaba porque tenía que suspender la lectura y tomarme el trabajo de ir al diccionario una y otra vez. De entrada, me obligó a ampliar mi reducido vocabulario de joven errante, y eso ya es mucho decir.

Sin embargo, después de mucho meditar, no porque dudara de la importancia de ello, sino porque tal vez llegué a pensar que podía interpretarse como darle más connotación a las diatribas de María Fernanda Cabal que al mismo Gabo, llegué a la conclusión de que una contestación no sería quitarle el merecido lugar del Cataquero, en vez de ello, sería una manera de reafirmarlo… emprendí entonces la redacción de un nuevo artículo que diera cuenta de algunas circunstancias sumamente preocupantes con relación a los trinos de este personaje.

La señora Cabal, que de Cabal solo tiene el apellido, como me hizo caer en cuenta alguien que comentó uno de los nueve puntos en los que le contesté en twitter a la señora, incurre en una serie de señalamientos hacia el Nobel, cuestionando su amistad con Fidel Castro y su convicción socialista, tratando de infundir su unívoca visión de mundo. En otro aspecto, no siendo suficiente el señalamiento, se va lanza en ristre contra el abandono del Cataquero a su país natal, endilgándole responsabilidades que apenas hasta hoy me doy cuenta que tenía el Nobel, como que su pueblo natal no tenga un acueducto, como si García Máquez hubiese sido ministro de obras públicas o algo por el estilo.

La he visto defender férreamente figuras políticas y "trabajar" en pro del país y todavía veo indigencia, Aracataca sigue sin acueducto, los pueblos indígenas se siguen muriendo, los colombianos enfermos y feneciendo a manos del sistema de salud actual, familias enteras desplazadas, perdón, haciendo turismo, y cientos de personas que quieren trabajar por su país teniendo que exiliarse en cualquier lugar que los acoja porque su Colombia les emprendió la persecución más funesta y descarada de todas. Ah bueno, Gabo fue uno de ellos, y cuando el excelso señor Turbay con su estatuto de pacotilla la emprendió contra el que se convertiría en el Nobel de Literatura dos años más tarde, los medios de comunicación y la clase dirigente de turno guardaron silencio. México lo acogió junto a su familia, ¿Y usted qué cree? Que después de ello él tenía que ser un desagradecido y simplemente volverse al país porque sí, porque después de 1982 ahora sí era hijo de la patria.

En primer lugar, señora Cabal, si bien tiene usted, así como cada uno de nosotros (el resto), el derecho a expresarse libremente, también tiene el deber de cuidar sus palabras, y más que nada por la posición que representa, la cual va más allá de la de un partido político; estamos hablando de toda una institución (aunque desprestigiada), como es el Congreso de la República. Si bien sus opiniones no representan, por suerte, la opinión institucional, deja mucho que desear el criterio y el sesgo con el que se va a ir a parar al recinto legislativo, pues, no se puede dividir a la María Fernanda Cabal que trina y la que expone su posición en un Congreso. Por desgracia son la misma persona, aunque en distintos escenarios.

Sus trinos, más que demostrar su desprecio (el cual es muy respetable, yo también tengo los míos, como el que profeso por su partido, por ejemplo) hacia ciertas posiciones políticas, demuestran la poca tolerancia que tiene hacia lo diferente, pues, escribir que “pronto estarán en el infierno”, no desde la retórica con la que cualquiera pudiera hacer alusión a ese tema, sino desde la férrea convicción suya de la existencia de un infierno donde arden los más perversos y escépticos, denotan sus odios más viscerales contra aquél que ose contradecir sus creencias.

Ahora, con relación a su escándalo suscitado frente a la amistad de Gabo y Fidel (soy detractora del régimen castrista), sería bueno que hiciera una ampliación de su reducida óptica y mirara el amplio círculo de amistades de Gabo, y seguidamente, que tratara de mirar a Gabo hacia adentro. Fue un hombre tan hermético que siempre se cuidó de hablar para bien o para mal sobre muchos asuntos, incluso los que lo afectaban directamente. Creo que su amistad obedeció más a una lealtad hacia una conexión intelectual, basada en el respeto de las intimidades ajenas, lo que siempre lo caracterizó. Fue un hombre de convicciones profundas y amores viscerales. Su mundo, siempre fantasmagórico, se hizo a pulso de sus propias convicciones, no de las ofertas rodantes.

Siguiendo esta línea, si su inconformidad era tan marcada, que no creo que la haya construido el 17 de Abril apenas se enteró de la muerte de Gabo, hubiera sido preferible que, en su calidad de "figura pública" (de esas que las listas cerradas arrastran, en el sentido más literal de la palabra) hubiese aprovechado para escribirle en algún momento al Nobel reprochándole dicha amistad, como lo hicieron tantos otros a lo largo de su vida, entre otras cosas porque atacar a un muerto es tan cobarde por el hecho de saber que sólo los vivos pueden defenderse, y en este caso, ya no podría Gabo, en el eventual caso que se hubiera dignado a leer su reclamación, quien le hubiese aclarado la duda.

Ahora, me llama la atención, sin embargo, que base su crítica en la amistad de Gabo con el cuestionado Fidel y, concomitantemente, sea usted una de las más férreas defensoras de una de las personas más cuestionadas en el país, y ahí sí, no diga nada. Es más, además de su silencio, acepta usted cogobernar con personajes ampliamente cuestionados, y como si fuera poco, se hace “la sueca”. Eso, mi señora, sin el ánimo de decirle con quién debe juntarse y con quién no, me parece incoherencia de su parte, y cuando uno está a punto de incurrir en la incoherencia es preferible callar, o hacer algo en pro de la coherencia, o en otras palabras, el que tiene rabo de paja, que no se acerque a la candela.

De otro lado, con relación a su pretensión de dar cursos de moralidad y ética, cuando queriendo enmendar el desafortunado episodio del primer trino, escribe que "jamás cuestionaría la grandeza literaria de Gabo (...) Su afinidad con el castrismo sí", sería bueno que supiera que no es posible desligar la posición política de la creación literaria, es más, Gabo se tomó el trabajo de contestarle ese desafortunado trino hace más de treinta años, cuando se fue del país por persecución política: "Soy un hombre indivisible, y mi posición política obedece a la misma ideología con que escribo mis libros".


Finalmente, solamente espero que se haya leído siquiera una sola de las novelas del Nobel en su vida, no le pido más a la humanidad ahora mismo, y que ojalá haya sido cien años de soledad, para que se encuentre entre las líneas de esos seres macondianos que de generación en generación repiten los mismos errores, miedos y desafueros. Ah, y una última cosa, disfrute su cuarto de fama, la que se ha ganado a costa de Gabo, no con sus ideas, porque me cuesta darle tal calificativo a ese cúmulo de letras y palabras que trinó. Yo a esa palabra la relaciono con temas excelsos, para mi las ideas o son brillantes o no son ideas. Las malas ideas no existen, porque una idea no puede ser mala, eso es lo que representa esa palabra para mí. Disfrute su popularidad ahora que puede, porque cuando empiecen los debates en el recinto legislativo estoy segura que nadie querrá saber de usted.

5 comentarios:

  1. No es inoportuno entrever como, de nuevo, la gente usa a la religión como un medio para etiquetar y desdeñar del comportamiento y las decisiones de los demás, como si ésta fuera una buena vara para medir a otros, como si Marx no hubiera advertido ya, que no es más que "el opio" del pueblo.

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  2. Desafortunada mente usan a los muertos para crecer sin saber quienes fueron y mucho menos que hicieron y lo peor siendo figuras publicas salen a ¨Cagarlas¨ hablando por hablar por que lo unico q han sabido hacer en su vida es de marioneta.... Excelente texto gracias

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  3. Si bien es cierto que la intervención de la Sra. Cabal, fue un salto al vacío, lo que no se debe ocultar tampoco, es que figuras de la talla de García Márquez cuentan con acceso a cìrculos donde los proyectos se gestionan al compás de un brindis. Si, Gabo no fue ni ministro de Obras públicas, ni ministro de Vivienda ni nada por el estilo, pero pudo haber conseguido más que un renombre para Aracataca y prefirió hacerse a un costado.

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  4. ¿Por qué juzgar a Gabriel García Márquez por su posición política cuando la historia misma ha demostrado que tanto en la izquierda como en la derecha se producen excesos en el manejo de la autoridad? Si su posición es socialista, ¿acaso afecta eso de manera negativa su imagen? ¡No! Aunque sí repercute en los intereses de algunos políticos. ¿Tanto puede dolerle la amistad con Fidel a quienes piensan que la verdad está en un partido o en determinada denominación política?

    La labor de Gabo fue más allá de los fundamentalismos de una corriente en particular para mostrarnos a los colombianos y extranjeros el reflejo vívido de una cultura: la latinoamericana, vista desde la óptica de un colombiano con una gran nitidez mental y un mundo de ideas recogidas de su propia experiencia.

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  5. Y muy bellos recuerdos:

    “La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado".

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