“¿Cómo así que no
pierden el año si no hacen nada? ¡Qué injusticia!, yo pierdo el año con tres
materias reprobadas y eso es inapelable”, me quejé ante mi mamá un día que, en
medio de la impotencia que tenía ella pasando planillas, me confesó que no le
permitían que más de un estudiante perdiera el año, así no hubiera hecho
absolutamente nada por su vida.
Y ya más grande, cuando
empecé a entender qué significa un colegio público en este país, comprendí la
negativa rotunda de mi mamá un día que, de niña, aún en primaria, le pregunté
inocentemente que si cuando ingresara al bachillerato iba a estudiar en el
colegio que ella trabajaba… Al único que le aceptaron colegio público fue a mi
hermano mayor, y eso porque hizo berrinche y, para la época, era un colegio
tradicionalmente de curas que gozaba de buena reputación.
Pero bueno, no vamos a
discutir sobre eso, estábamos hablando de los muérganos de los docentes de este
país, que tras de que no trabajan, que no hacen nada, exigen, ¡como si no
tuvieran suficiente! Y es verdad, ellos trabajan menos, apenas seis horas
lidiando niños y jóvenes, tratando de hacerse entender, tratando de hacer que
su voz, la que con el desgaste de los años termina pasando cuenta de cobro, se
escuche más duro que la de los cuarenta, y muchas veces más de cuarenta
estudiantes que hablan a la vez.
Pero eso no le quita lo
muérganos, es que para eso les pagan, así sea miseria, ¡pero les pagan! Más bien agradezcan que tienen trabajo. Yo
siempre he dicho que son unos descarados, mientras que una gran mayoría de
funcionarios públicos llegan a su escritorio, toman tinto, leen prensa, charlan
en los pasillos, hablan por teléfono y hacen siesta, todo eso en ocho horas,
los docentes solo trabajan seis, ingeniándoselas hasta resolviendo la vida de
esos niños (que son muchos), que reflejan los problemas de casa.
Sólo son seis horas,
aunque por fuera preparen clases, hagan evaluaciones, califiquen, pasen notas,
rindan informes evaluativos, vayan a capacitaciones, hagan reuniones de padres,
entrega de boletines, recuperaciones… En fin, ese montón de cosas que no se
considera trabajo, porque ellos solo trabajan seis horas, y ni siquiera para
eso sirven, ¡qué muérganos son! Y aun así, se atreven a pedir mejoras
laborales, sabiendo que están mejor que cualquiera otro.
Es más, repitiendo lo
que dijo la Ministra, “el país ha dado grandes pasos en el bienestar docente”,
no sé de qué se quejan, si tienen 36 días hábiles de vacaciones, cuando antes
tenían más… Pero han mejorado, a todas luces han mejorado. Y ni hablar del
régimen especial de salud que tienen, ese que, muchas veces, termina siendo más
perverso que el común y silvestre de las EPS, con la gravedad de que, por ser
especial, y toda una prebenda, no pueden tener un ataque de dignidad y simplemente cambiar de prestador. Pero bueno, al menos no les cobran
cuota “moderadora”, aunque algunos, entre ellos mi mamá, digan que prefieren
pagar cuota moderadora a recibir ese servicio… Pero bueno, ellos se quejan
mucho.
Están mejor que otros
funcionarios, es cierto, por eso mismo es que ellos tienen que presentar examen
para ser nombrados en propiedad, y validar un montón de cosas, y arrancar con
sueldos de hambre, para igual llegar a los mismos sueldos de hambre después de
dedicarle la vida entera al oficio. Cualquier otro funcionario tiene tabla de valores, y
les pagan acorde al nivel de estudio. En este campo, por mucho que hagan, tienen que
esperar que los tiempos den, y así, junto a los estudios y los exámenes,
mendigar los dos o tres pesos de más que representa ir de un escalafón a otro.
Pero son unos
muérganos, ellos debieran tener el control, porque son los maestros, así el
mismo sistema les haya quitado la autoridad cuando los mismos estudiantes
llegaron a decirle en la cara a sus docentes, sin sonrojarse siquiera, que no
iban a hacer nada porque de todas maneras iban a ganar el año. O peor aún,
cuando el docente tiene que dejar que las cosas pasen, y hacerse el de la vista
gorda, porque los útiles escolares en algunos colegios incluyen navaja, y las
relaciones cordiales entre profesores y estudiantes, algunas veces, ha decaído
en amenazas hacia el docente.
Pero eso no le quita lo
muérganos, lo son y lo serán por siempre, y como son el peor de los gremios del
país, jamás serán visto como los héroes que ejercen la profesión más bonita del
mundo, como una inversión social. Siempre serán un gasto, serán ese saldo en
rojo que desangra el erario, siempre lo serán. Pero independientemente de ello,
queremos un país educado, lo exigimos, porque no tiene nada que ver,
absolutamente nada, las precarias condiciones en las que trabajan los héroes,
con la amplísima garantía con la que funciona el hampa.
¿Héroes?, los héroes
sólo se merecen una Pilsen, ¡nada más! Por eso estoy de acuerdo con la
Ministra, ¡A trabajar muérganos!, los papás están encartados con los niños en
la casa, porque por si no lo saben, aparte de todo lo demás, los únicos y
exclusivos responsables de la formación de los niños y los jóvenes, en este
país, son los docentes, nadie más. Levanten ese paro buenos para nada, ¡A trabajar!