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sábado, 28 de abril de 2012

El vallenato: de un “estado del alma” a un estado financiero




Me perdonarán todas las susceptibilidades que voy a herir a continuación, pero créanme, necesito desahogarme, mi susceptibilidad también ha sido herida muchas veces cuando me toca pelear con cualquier "DJ" de turno que me quita un buen vallenao para invocar esa música diabólica, subliminal, esa llamada “nueva ola”. Me duele decirlo, pero lo diré: el vallenato hoy en día da grima. Y causa estupor escucharlo porque comienzan diciendo nada y terminan diciendo nada. Y duele de sobremanera ver cómo se convierte la música en farándula, y me duele más porque cuando uno está lejos de su tierra espera regresar a ella mediante su música, su canto, que en últimas es el reflejo de su tradición, pero ni modo, me toca mantener en primera línea esos clásicos de clásicos de clásicos, escucharlos con nostalgia una y otra vez, tratando de asimilar que mi mundo agoniza ante la “nueva ola”, sintiéndome extraña muchas veces, angustiándome creyendo que me estoy desprendiendo de mi Tierra porque ya no me entusiasma “el nuevo álbum”, “el nuevo artista”, pese a que amo el vallenato y defiendo mi folclor, pero, ¿Cómo hacer para defender lo indefendible? No se puede.

Este abigarrado género musical se ha convertido en una felonía a sus costumbres y tradiciones, llegando a ser, muchas veces, una plétora de incongruencias y cosas sin sentido. No hay nada como escuchar un vallenato viejo, con un buen acordeón, una compañía idónea y que ojalá sea un paseo o un son. Y cuando hablo de compañía idónea me refiero a un buen oído vallenato, ya que hoy día es cada vez más difícil encontrar verdaderos “yuqueros”, como se les dice en el submundo sabanero a los amantes del buen vallenato, del viejo. No falta el ser desagradable que le arruga la cara a un buen paseo, a un buen son, a una buena puya o un impecable merengue y, en cambio, se le sube la adrenalina con ese tipo de música obscena en la que se ha convertido el vallenato hoy en día.

Razón tenía mi popular tío “Ché” cuando un día se indignó al escuchar uno de estos "vallenatos", cantado por uno de esos tantos “grandes artista” del vallenato que pululan hoy en nuestro medio, uno de estos aparecidos que se llaman “nueva ola”. Recuerdo que exclamó, en medio de su indignación: “¡Bueno, ¿Será que estos carajos piensan acabar con el vallenato?!”. Y con justa razón, es un hombre nacido y criado en Riohacha, madurado en el Valle del Cacique de Upar, acostumbrado a sus parrandas con los propios Zuleta, el mismísimo Beto Zabaleta y el ya fallecido Hernando Marín. No es posible desafinarle el oído a quien está acostumbrado a la buena música. Y coincido con él, cada que escucho un “nuevo álbum” me retumban con más vehemencia esas palabras en la cabeza: ¿Lo irán a acabar verdad?

Y es triste, muy triste. Yo me atrevería a decir que ya casi no se distingue muy bien entre el contenido de un vallenato y el de un reggaetón. Tuve la oportunidad de ir en el 2008 al Festival Vallenato, y les cuento, estaban casi a la par los espectáculos de reggaetón y los de vallenato. Bueno, tal vez exagero un poco, yo creo que el reggaetón abundaba más. Que alguien me explique qué hace Don Omar en un festival Vallenato de la talla del de Valledupar, que alguien me explique qué hace Calle 13 en ese mismo festival. No es que sea discriminación, es simple clasificación, por algo se llama “Festival de la LEYENDA vallenata”, ¿Sabrá Don Omar qué diablos es el vallenato? Como dice Arjona en una canción: ¿Qué saben Fidel y Clinton del amor? Ahí sí, “al César lo que es del César”.

Y vengo haciendo esta observación hace tiempo, cuando mi oído desafinado comenzó a sentir una transformación abrupta, la cual, en un comienzo, no fue tan hostil, pero en la medida en que han transcurrido los años se ha vuelto más incómoda, ¿Ahora comprenden mis diatribas encaminadas a “la nueva ola”? Aunque me gusta una que otra canción de esta “nueva generación” del vallenato (hay algunas que se salvan por supuesto, digamos que conservan un poco más la mesura y no trascienden tanto al sensacionalismo), no soporto la banalidad en la que cayó. Ya cantan por cantar, ya no dicen nada, ya ni el acordeón inspira. Y la diferencia se nota cuando uno se da cuenta que escuchar una de estas nuevas canciones no le reporta nada al alma, y debería, pues, como dijo la compositora Rita Fernández: “el vallenato es un estado del alma”, aunque hoy día es un estado de resultados, en el sentido más financiero que se le pueda atribuir.

miércoles, 18 de abril de 2012

El himno de Rafael Núñez, Shakira y los problemas del país



Primero que todo, me confieso. No me gusta la voz de Shakira, me retumba en el oído, me fastidia. Sin embargo, confieso también, me gustan unas cuantas canciones de ella, más que  todo viejas, como muestra de ello tengo cinco canciones de ella en mi computador, tres de éstas en el celular y, aunque no las escucho con frecuencia, de vez en cuando suenan dentro de mis aparatos. Confieso también que hay dos canciones de esas cinco, en particular, que me gustan muchos más que las otras por la instrumentación que tienen, una de ellas ni siquiera es de ella y la canta con Bosé, la amo por la viola que tiene (siempre pensé que era un violín, un día alguien me decepcionó y me dijo que era una viola, pero igual me sigue encantando).

Me enteré el día del final de la Cumbre, el domingo 15 de Abril, de lo que había hecho. Mi prima tenía el computador y me hizo señas para mostrarme que a Shakira “se le había olvidado el himno de Colombia”. Abrí los ojos lo más que pude y traté de asustarme, ¡Por Dios, eso es terrible para nuestra imagen! Pensé. Me imaginé lo peor, me la pinté tarareando el coro y entregando el micrófono a mitad de la primera estrofa. Le di “play” al vídeo y comencé. Esperaba la instrumentación de fondo, la de siempre, cuando de repente la vi ahí en frente, micrófono en mano y comience a capela: “Oh gloria inmarcesible…”. Como les dije al principio, me retumba su voz, y esta no fue la excepción. Arrugué la cara y seguí viendo, estaba esperando el momento que les dije, cuando entregaba el micrófono o cuando quedara muda, que era lo que yo creía que iba a pasar.

Pero nada, cantó el coro, la primera estrofa y volvió por el coro. Escuché el tal “de ublime”, pero pasé derecho, no pensé que ese fuera el error que tenía al país al borde de la vergüenza mundial. Y se acabó el vídeo. Arrugué la cara de nuevo y reanudé el vídeo, no podía creer que el escándalo se tratara solo del “ublime”, que entre otras cosas para mí no es tan claro después de ver un vídeo (ver vídeo) donde, da la impresión, según otra toma, que lo que hizo fue demasiado énfasis en la última letra de la palabra libertad, es decir, la “d”, y pasó enseguida a sublime. Es decir, quiso ponerle estilo a la cosa y fue confuso. Como sea, igual si se equivocó o no a mí me tiene sin cuidado. Me interesan otros asuntos ahora, por ejemplo, ¿Aparecieron los escondidos de Cartagena? ¿Qué pasa con el asunto del fuero Militar en el Senado? ¿Qué pasa con el asunto del TLC? ¿Estamos listos? ¿Qué va a pasar con los resultados del reciente informe sobre los asuntos humanitarios en Colombia? Y lo peor de todo, ¿En qué quedó lo de la Cumbre? Sí, esa vulgar payasada. ¿Alguien ha tenido tiempo para hacer un balance? ¿Qué se logró? ¿Qué se hizo? Pero no creo, andan super ocupados buscando al tal “Ublime” que ni se dan cuenta que el país se anda hundiendo de nuevo, y no solo de agua.

Evidentemente se enredó, ¿A quién no le ha pasado que está diciendo algo y de repente un rayón le aturde la cabeza y comienza a divagar? ¿A quién no le ha pasado que, de repente, la mente le queda en blanco? Aunque no creo que haya sido su caso, sin embargo, ¿No se pudo haber enredado? Y si se le olvidó, ¿Qué si no se lo sabe? ¿Será que alguien se sabe las 11 estrofas del himno? O peor aún, ¿Será que todos saben que tiene 11 estrofas? Es más, ¿A quién le importa en últimas si Shakira se sabe o no el himno? Por lo menos agradezcan que se vistió decentemente y que su discurso estuvo encaminado a recalcar, una vez más, que la apuesta más feroz que debemos hacer es la de la educación.

¿Y qué si denigra de su país? ¿Y qué si se fue? ¿Y qué si no vuelve? Por lo menos no renunció a la ciudadanía como lo hizo Fernando Vallejo, ¿Y por eso tenemos que odiarla? A mí no me parece. Igual para mí ella es, casi, casi, un cero a la izquierda. Y así no lo fuera, ¿Qué daño le hizo al país por haber dicho una parte del himno mal? A ver, ¿Aumentó nuestra deuda externa por eso? ¿Aumentó la inflación? ¿Aumentó la pobreza? ¿Nos declararon la guerra? No creo, me parece que es irrelevante, y como tal, así debemos tratarlo. Sería más alentador si el contexto fuera distinto, sobre todo porque profanaron el himno en la ciudad natal de quien fuera su inspirador, pero bueno, por suerte Núñez se murió hace un montón de años y todavía estamos tratando de mejorar los problemas que, entre él y sus antecesores, nos dejaron. Además, ¿Qué cosa representa nuestro himno ahora mismo? Muy lindo, pero nos queda grande: La gloria se marchitó, la flor nunca encontró seguridad, el bien nunca germinó, la horrible noche no ha cesado, entre otras cosas, la libertad jamás se sublimó, así que ni significado tiene, es irrelevante un "ublime", "sublime", o como sea.

De todas formas, si se lo sabe o no, no importa; si lo vuelve a cantar en su vida, cosa que dudo mucho, da igual. Seguramente si hubiese estado en la entrega de Grammy y le tocara cantar el himno de Colombia (cosa extremadamente improbable), lo hubiera hecho bien. Pero bueno, repito, da igual. Los invito a que dejen de andar buscando al tal “Ublime” ese y vuelvan al mundo real, dejen el sensacionalismo, exíjanle más a sus envilecidos “medios de comunicación” y arranquen una búsqueda real, una búsqueda productiva. En resumidas cuentas, como dijo Jaime Garzón: "Este país se escandaliza porque uno dice hijueputa en televisión, pero no se escandaliza cuando hay niños limpiando vidrios... ¡Eso es folclor!".

viernes, 13 de abril de 2012

País real, país formal… País de papel




Y Dios dijo: “No solo de pan vivirá el hombre”, pero al parecer sí de apariencias, eso nos queda claro cuando, sin vergüenza alguna, las autoridades locales de Cartagena, patrocinadas por el Gobierno Nacional, reconocen haber “escondido”, según ellos, a los habitantes de la calle (indigentes que llamamos), a los perros callejeros, a las prostitutas y sabrá Dios qué más. Pues claro, es entendible, es incómodo salir a decir ante el mundo que la pobreza ha disminuido sustancialmente, que el país está progresando, que ya casi salimos del subdesarrollo y, de repente, aparezca de infiltrado uno que otro perro callejero, una que otra prostituta, uno que otro indigente, robando cámara, como (estoy segura) se puede ver en la obscenidad de noticias que transmiten a diario.

Y ya que andamos tan aparentadores, propongo que escondan a la gallada política Cartagenera, no sea que se le pierda la ropita a Obama o los zapaticos a Piñera, si vamos a aparentar con verraquera que no tenemos miseria, demostremos con altura que aquí no hay corrupción, pongamos la cara y aparentemos que somos el mejor país del mundo. Pero eso sí, empecemos por esconder al Vicepresidente, no vaya a ser que lo confundan con un vendedor de cerveza, de esos que andan con la cava a cuesta por toda la playa. Y mucho ojo con José Obdulio, él es una persona que de vez en cuando divaga, escóndanlo también. Por suerte tenemos tras las rejas a los Nule, qué pena, qué tal que se les hubiera dado por aparecerse en Cartagena y se perdiera el avión de algún Presidente, como últimamente se andan perdiendo aviones en el país.

Me preocupa un poco que el expresidente ande suelto, pero me tranquiliza el hecho de que debe andar convaleciente, después de su caída del caballo supongo que no tendrá ánimos para aparecerse por allá. Además, él se siente mejor resguardado tras su twitter, hay que estar pendiente de los trinos, ya debe tener un montón entre ceja y ceja. También debe andar ocupado con las recientes acusaciones hechas por Iván Cepeda. En fin, él no es el que me preocupa.


Me intranquiliza, más que los que andan sueltos, a los que escondieron… ¿Dónde los metieron? Esa es una gran pregunta. Yo solo espero que de todo esto no salga un escándalo, qué pereza un chisme más. Solo espero que los perros aparezcan de nuevo, que a los indigentes los pongan en su lugar y las prostitutas vuelvan a su trabajo habitual. No sea que de aquí a un mes Cartagena resulte una ciudad sin indigencia, o que con este antecedente se les ocurran ideas encaminadas a “limpiar la ciudad”, y no de la mejor manera, mediante políticas sociales. Espero que esto no termine en un espectáculo más de esos que sabe protagonizar nuestro Presidente, sobre falsos positivos, aunque estos tendrían que llevar otros nombres, más bonitos por supuesto.

Pero hay algo que no entiendo, no sé, tal vez sea el sueño, la indignación o el hambre… Lo que yo no entiendo aún es, si piensan tanto en las apariencias, ¿Por qué una Cumbre en una de las ciudades que acumula más pobreza en el país? Ah, esperen y adivino… Tiene unos paisajes DI-VI-NOS. Esa muralla, ese Centro histórico, esos gusanitos, esas carrozas… Ese romanticismo tan reforzado y ese aire de ciudad deseada hay que mostrarlo. Además, esas fotos tan chéveres en el Castillo de San Felipe hay que aprovecharlas. ¡Pero escondamos la maleza! Qué tal, qué pena que de pronto a Obama se le dé por caminar y se encuentre a las negritas de las trenzas, o a los que le embuten almejas a todo el que pisa Cartagena. Qué pena que vayan por la calle y de repente salga una niña ofreciéndose baratísimo, no, qué pena. ¿Se los imaginan intoxicados a todos? ¡No! Mejor no se los imaginen, tendríamos que soportar después un mes de la misma noticia.

A propósito de un mes de la misma noticia, supongo que esos noticieros televisados deben andar en un furor, si anda la prensa escrita en eso, ¿Qué se le deja a los vulgares noticieros televisados? Si es como cuando vino Bush, que dijeron hasta lo que había desayunado, lo que merendó y la dieta que mantenía, no me imagino cómo será ahora. Menos mal que el del cáncer no es Obama, ¿Se imaginan describiendo minuciosamente cada pastilla que se toma? Menos mal, ojalá se mantenga sano, por lo menos mientras esté en la Presidencia.

De más que en estos días no va a pasar absolutamente nada en el país, nada que no esté relacionado con la cumbre. A fin de cuentas, deben tener a media policía allá metida, medio Ejército, medio ESMAD, eso sin contar que todos los medios de comunicación andan allá. Al parecer en estos días estamos en plena libertad para matar, robar, portarnos mal; a fin de cuentas podemos estar seguros que no saldremos en las noticias, ni habrá quién se dé cuenta, así quememos el Palacio de Nariño, pues, hay cosas más importantes que transmitir como qué desayunó Obama, qué traje se puso Piñera, qué correa utilizó Santos, o ese tipo de asuntos importantísimos para la humanidad, indispensables para erradicar el hambre de la faz de la Tierra y cerrar un poco las brechas de desigualdades. Ah, y ni qué decir de la farándula semi-criolla y semi-internacional, ¿Se los imaginan ahora aprovechando para preguntarle a Shakira sobre su relación con Piqué? Oh por Dios, pensándolo bien, esto va a ser peor de lo que parece.

Qué pesar, compadezco a mis compatriotas cartageneros, y a todos sus habitantes. Yo más o menos sé lo que es ese calvario, yo tengo una vaga idea de lo que es hacer ese ridículo. Imagínense las ridiculeces en Medellín cuando los juego Olímpicos. Eso mejor dicho, transformaron la ciudad por completo. Pusieron red inalámbrica de internet en toda la ciudad 24/7, la quitaron apenas se acabaron los olímpicos, ¡Por supuesto! Se colocaron en la tarea de exigir el cabal cumplimiento de las normas de salubridad en los establecimientos de comercio… de comidas, salones de belleza, esas cosas. Después que se marcharon ya no volvió a importar, siguieron siendo los mismos restaurantes mugres de siempre, los mismos salones desgarbados de costumbre, ¡Obvio! Además, no contentos con eso, dejaron los alumbrados NAVIDEÑOS de ciertas calles de la ciudad y, en pleno Marzo-Abril, los encendieron… El éxito empezó a colocar, en vez de su logo célebre: EXITO, palabras cursis como: Amor! y ese tipo de cosas. ¡Fue horrible! No se lo imaginan. Pero bueno, menos mal que esta vez le tocó a Cartagena, no me imagino que estuvieran encendiendo los alumbrados ahora mismo, yo terminé hastiada de ellos, fui como 20 veces, y eso que estuvieron malos.


Pero es normal que uno quiera que las cosas se vean agradables ¡Y eso está muy bien!, pero, ¿Qué tal si dejamos la hipocresía y en vez de aparentar tanto nos habituamos a que la realidad sea así? ¿Qué tal si nos preocupamos porque de verdad no haya indigencia en vez de esconderlos? ¿Qué tal? Ojalá le pusieran el mismo empeño a la resolución de las problemáticas REALES del país como se lo ponen cada que tienen invitados, porque estamos hartos de que quieran arreglar el país a punta de cifras, estadísticas y papel. Y lo más triste, en este país hacemos las leyes, sin importar lo que nos llevemos por delante, para obedecer a intereses ajenos... Estamos hartos de que lleguen solo a sentarse y subirse los sueldos, estamos mamados de esta clase política advenediza, mezquina y vetusta. ¡Nos hartamos! ¿Qué futuro nos espera si la historia de Colombia siempre ha sido la misma repetición? Parece que andáramos en círculos, partimos hacia el futuro y volvemos al mismo estanco. Nos va a tocar gritar, como los niños de México: ¡"Si ese es el futuro que me espera, no lo quiero!".

En fin, solo espero que no se les ocurra hacer Cumbre en Medellín algún día porque no le dan abasto los albergues para esconder tanto indigente, tanta prostituta, tanto perro callejero. Ahí sí les toca gastarse el presupuesto del año en albergues, ¿se imaginan?… habría que esconder a los hinchas del Nacional, del Medellín, a los estudiantes de la Nacional, de la de Antioquia, en fin, a toda esa gente que no se sabe comportar. Además, ¿Dónde van a meter la arepa paisa que ha de dejar tan mal parado al país en asuntos de culinaria? Por otro lado, yo tampoco me pienso esconder, así que, ni se les ocurra inventar cumbre por acá.