En chiste (creo yo que es chiste, o eso espero),
algunas personas con las que toco el tema de los candidatos al congreso y, como
es de esperarse, les propongo la candidata que apoyo al senado, a Claudia
López, muchos me dicen: ¿Y qué te ofreció? ¿Qué me ofrece? Con la misma sonrisa
socarrona, pero muy en serio, les contesto que precisamente porque no me ofreció
nada es que voy a votar por ella, porque el primero que pretenda comprarme el
voto se queda sin mi respaldo.
Siempre he tratado de guardar distancia con los
políticos, sobre todo esos de la vieja guardia, o los que tienen una
trayectoria manchada de cuanta indecencia se atraviesa. No acostumbro a
defender candidatos, o al menos a los que defiendo siempre pierden. Me cuesta
creer, me he vuelto una escéptica anclada en los viejos casilleros, los miro a
todos con recelo, y aún así el mundo sigue su curso, el congreso de todas
maneras se elige. Crea o no, apoye o no, los mecanismos electorales no van a
cambiar, o por lo menos no en el corto plazo, y entonces me digo, hay que apostarle
a alguien así se ahogue, qué importa. De todos modos tengo EL DEBER, más que el
derecho, de votar, pues, en mi opinión, el abstencionismo es otra manera de
corrupción. No es justo que la humanidad haya gastado siglos, vidas y esfuerzos
para conseguir el sufragio universal como para simplemente quedarnos sentados a
ver qué ocurre.
Si bien es cierto que en materia presidencial estamos
en una encrucijada como nunca, no ocurre lo mismo en materia de congreso. Tenemos
personajes decentes por los cuales votar, ya depende de nosotros si botamos el
voto, si elegimos a los mismos de siempre, si de verdad cualquier dinero que
prometan a cambio de votar por ellos vale más que el devenir de nuestro país. Por ello, después de hacer un análisis, pienso que Claudia López es la opción más viable porque, en primer lugar viene de la academia, con análisis y hallazgos sumamente importantes (parapolítica) y, además, ha tenido la valentía de desafiar las grandes mafias de este país.Y
me atrevería a decir, sin temor a equívocos, que el Congreso que se avecina es
crucial, debe darnos cuenta de la reforma a la justicia, a la salud y a la
educación, por lo menos, ¿les parece entonces que no debemos preocuparnos por
elegir bien?
Uno de los principales retos, antes de esperar que los
corruptos cambien, es cambiarle las reglas de juego. Castigar a los que
efectivamente nos castigan con sus leyes absurdas. Sin embargo, soy consciente
que en el país uno de los mayores problemas es que gran parte del electorado
vota con hambre, lo que lo vuelve vulnerable ante esas mafias andantes que a su
paso compran el voto. Y es ahí a donde llegamos y encontramos una pared maciza,
pero no inquebrantable. Tenemos que encontrar la manera de quebrar estos
círculos de corrupción… una sutil propuesta, para generar la duda, es que el
voto es secreto, y como tal en la urna podemos votar por cualquiera.
Para reforzar esto es necesario que:
1.- Las personas se concienticen de que no por haber
recibido dinero TIENEN que votar por el que les suministró dinero.
2.- Los testigos electorales, que podemos ser
cualquiera de nosotros, debemos comprometernos con la veeduría, a fin de velar
para que no se presenten irregularidades, y así generarle confianza a aquéllos
que se sienten en la obligación de votar por el que “le compró” el voto
Así, pues, queda claro que tenemos el poder en nuestras
manos, nos hace falta más compromiso. Y con respecto al voto presidencial, yo
sigo en mi angustia de no saber qué hacer, y a la vez, en la irresponsable
posición de votar en blanco, porque por muy digno que sea, no sirve de mucho
ante una mafia tan bien montada como la nuestra.
Twitter: @MaJiPaBe
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